La RSE está logrando tener una amplia aceptación entre muchas empresas porque se convierte en un instrumento de competitividad valioso para aquellas. De esta forma, cada vez más empresas se interesan por la RSE, y por ejemplo para 2015, se estimaba que ocho de cada diez empresas españolas habían emitido algún tipo de información o memoria de Responsabilidad Social.
Uno de los principales focos de la RSE – y uno de los principales motivos por los que las empresas la tienen en cuenta- se refiere a la creación de una mayor confianza y credibilidad de la empresa, que permitirá a ésta ser más competitiva, a través fundamentalmente de una mejor comunicación con los grupos de interés. Esta comunicación ineludiblemente deberá ser bidireccional.
En primer lugar, porque la empresa hace visible su ajuste a criterios de RSE a través normalmente de un plan y de una memoria que anualmente reflejará el grado de cumplimiento alcanzado, y por otra parte, porque la empresa debe hacer partícipes de su RSE a estos grupos de interés, ya que debe conocer sus expectativas y preocupaciones para incorporarlas.
Una empresa que quiera elaborar un plan de RSE, deberá comenzar por analizar qué prácticas ajustadas a los criterios de responsabilidad social ya se están llevando a cabo dentro de la actividad de la empresa. Sobre este análisis de carácter interno, también deberá realizar un análisis de los grupos de interés que influyen y rodean la actividad empresarial para delimitar cuales son las expectativas de estos colectivos respecto de la empresa.
Normalmente este doble análisis es estructurado conforme a los contenidos de alguno de los estándares existentes para la elaboración de los documentos y planes de Responsabilidad Social – como la ya mencionada Global Reporting Initiative, la ISO 26000, o la norma SGE 21 de Forética entre otras. El número de empresas españolas que han adoptado el marco del GRI – la Global Reporting Initiative que es el estándar de RSE más utilizado- había pasado de 7 compañías en 2002 a 186 en 2011.
La RSE está logrando tener una amplia aceptación entre muchas empresas porque se convierte en un instrumento de competitividad valioso para aquellas. De esta forma, cada vez más empresas se interesan por la RSE, y por ejemplo para 2015, se estimaba que ocho de cada diez empresas españolas habían emitido algún tipo de información o memoria de Responsabilidad Social.
Uno de los principales focos de la RSE – y uno de los principales motivos por los que las empresas la tienen en cuenta- se refiere a la creación de una mayor confianza y credibilidad de la empresa, que permitirá a ésta ser más competitiva, a través fundamentalmente de una mejor comunicación con los grupos de interés. Esta comunicación ineludiblemente deberá ser bidireccional.
En primer lugar, porque la empresa hace visible su ajuste a criterios de RSE a través normalmente de un plan y de una memoria que anualmente reflejará el grado de cumplimiento alcanzado, y por otra parte, porque la empresa debe hacer partícipes de su RSE a estos grupos de interés, ya que debe conocer sus expectativas y preocupaciones para incorporarlas.
Una empresa que quiera elaborar un plan de RSE, deberá comenzar por analizar qué prácticas ajustadas a los criterios de responsabilidad social ya se están llevando a cabo dentro de la actividad de la empresa. Sobre este análisis de carácter interno, también deberá realizar un análisis de los grupos de interés que influyen y rodean la actividad empresarial para delimitar cuales son las expectativas de estos colectivos respecto de la empresa.
Normalmente este doble análisis es estructurado conforme a los contenidos de alguno de los estándares existentes para la elaboración de los documentos y planes de Responsabilidad Social – como la ya mencionada Global Reporting Initiative, la ISO 26000, o la norma SGE 21 de Forética entre otras. El número de empresas españolas que han adoptado el marco del GRI – la Global Reporting Initiative que es el estándar de RSE más utilizado- había pasado de 7 compañías en 2002 a 186 en 2011.
La Responsabilidad Social de las Empresas se extiende no sólo a los productos o servicios que ésta pone en el mercado, sino también a los procesos que la empresa realiza de forma interna. Por ello, se suele distinguir dentro de la RSE una dimensión externa y otra interna, que a su vez afectan a diversas esferas de actuación: las relaciones con sus trabajadores, la gestión del impacto ambiental o de los recursos que esta empresa realiza entre otros.
Las esferas de actuación que la empresa tiene que incluir en la evaluación de su responsabilidad social – al menos desde la perspectiva de la RSE – son también algunas de las que potencialmente pueden sufrir transformaciones importantes en la adopción del modelo de industria 4.0.
En el diagrama siguiente se resumen las esferas de actividad que integran las dos dimensiones fundamentales de la RSE.
La Responsabilidad Social Empresarial es también un objetivo presente dentro del Acuerdo Marco para la Competitividad y la Innovación Empresarial, y que ha cristalizado en el Plan de Responsabilidad Social Empresarial de Castilla y León 2014-2020.
La Responsabilidad social de las empresas (RSE) constituye, sin duda, uno de los principales ejes articuladores del Acuerdo Marco para la competitividad y la innovación industrial de Castilla y León.
Sin embargo, esta concienciación por parte de las empresas de la importancia de la RSE precisa de un especial seguimiento, por cuanto es necesario garantizar que su incipiente desarrollo y creciente aplicación se realiza de forma transparente, cabal y lejos de objetivos espurios que puedan transformar su aplicación en un componente con valor de mercado pero carente de contenido y objetivos.
Es por tanto, un objetivo fundamental realizar un adecuado seguimiento de la evolución y aplicación del concepto de la RSE en Castilla y León, prestando una especial atención a sus posibles evoluciones futuras.
En nuestra Comunidad contamos con varios casos de empresas y de buenas prácticas en torno a la Responsabilidad Social Empresarial, aunque aún queda un largo camino por recorrer. Las acciones emprendidas hasta la fecha no han tenido la repercusión esperada, pero cabe ser optimistas ya que se cuenta con el firme apoyo de la Administración, como se refleja en el Acuerdo Marco.
La clase empresarial está tomando cada vez más conciencia de la importancia de implementar estas políticas en el seno de las compañías, ya que a la larga representa una mejora en la productividad y competitividad de las mismas.
Creemos, por tanto, que estamos en un momento crucial para determinar la utilidad de los criterios y las herramientas propias de la RSE y trasladar estos conocimientos a todos los sujetos del tejido empresarial castellano-leonés.
Desde Comisiones Obreras hemos venido impulsando la identificación de buenas prácticas en este ámbito y la exportación de un modelo de empresas socialmente responsable, lo que ha cristalizado en diversos acuerdos sobre RSE celebrados con diversos interlocutores como Grupo Norte, o las experiencias exportadas a Chile y otros países .